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Tras casi dos años de confinamiento teletrabajando, las empresas españolas parece que empiezan a entender que el salario que pagan a sus empleados va ligado a la productividad y no al número de horas o al lugar desde el que se trabaje. En la era de la tecnología, conceptos como la presencialidad o la semana laboral de cinco días amenazan con quedarse obsoletos.
En su lugar hay empresas que empiezan a apostar por un modelo de oficina flexible, deslocalizado y en el que los trabajadores tengan más control sobre el tiempo que pasan trabajando: ‘Tardamos décadas en dejar de ver el sábado como un día laborable.